Ôsaka... la ciudad maldita...

Las dos aventureras siguen en Osaka, alias la ciudad maldita. ¿Y por qué maldita? Pues muy sencillo. Primero, empezaré por explicar como ha ido nuestro día.

Hemos decidido levantarnos algo mas tarde (a las 9.... ¡oh, si!) para ir más descansadas a los poquitos sitios que queríamos ir. Para empezar, las dos ya estábamos despiertas hacia rato, pero bueno... ¡Un rato de cama-vaguitis viene que ni pintado!

Nos hemos tomado toda la calma del mundo para ir a visitar el Sumiyoshi taisha. En este templo Murakami Shikibu escribió Genji Monogatari. Yo quería que me lo confirmaran la gente que trabaja allí, pero han entendido que lo quería comprar (así que me han mostrado un mapa de una librería cercana). Como siempre, hemos comprado mamoris y hemos lanzado 1 yen para seguir con buen viaje. Somos bastante tacañas porque si lanzáramos más dinero en todos los templos nos quedaríamos pobres. Y antes  de ser tacañas que pobres!

En la estación hemos sentido la necesidad de dirigirnos hacia el servicio. Y aquí es donde empieza la maldición...

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¡¡¡¡HE PERDIDO LA CÁMARA DE FOTOS!!!!

¡¡Esa cámara rojiza que tanto me caracteriza y que me regalo mi bendita madre hará unos 5 o 6 años!! ¡¡Esa misma!! ¿Y cómo la he perdido? Pues en el baño he dejado la cámara encima del papel de váter y ahí se ha quedado. Acostumbro a llevar la cámara en el bolsillo por comodidad (es pesado estar cada dos por tres abriendo el bolso). Además, he escuchado historias donde las personas guardan sus teléfonos móviles en los bolsillos y cuando van al servicio acaban aterrizando en la taza del váter. Como yo me niego a que me pase eso... Pues ya veis. Hemos ido a Información, a la Policía, preguntado en las tiendas... pero la cámara no ha aparecido. Con la Policía nos hemos pasado un buen rato hablando y nos han aconsejado regresar al hotel para pedir la dirección y el teléfono de alguien que viva en Japón. Al final hemos llegado a la conclusión de que si en 2 horas que hemos estado en comisaria nadie había traído la cámara, dudosamente la habrían vuelto a llevar.

Así que nuestras dos GAFES se han dirigido a una tienda de cámaras y han comprado una (la he comprado yo). Por supuesto, tenia que ser Sony para poder utilizar mis memory stick. Si que por un módico precio he comprado una cámara nueva (traducción: he comprado la mas barata porque era la que estéticamente me gustaba mas y no era táctil, ya que no me gusta dejar mis huellas dactilares en la cámara).

Después de todo el nerviosismo de lo ocurrido, hemos ido al Museo del Takoyaki y hemos comido... ¡TAKOYAKI!

 

En la tienda Jud ha comprado cosas sobre takoyakis (ha sido feliz cuando ha encontrado una cosita que le ha hecho ilusión). Hemos visto una tienda parecida a la Kiddy Land de Tokyo, pero algo mas barata. Habían cosas monísimas, pero hemos podido resistir la tentación y no comprar nada (todavía recuerdo el tacto del peluche del gato negro...).

Nuestro siguiente destino era el Umeda Sky, un edificio gigante que te muestra unas vistas preciosas de Ôsaka. No estaba muy segura de si seria muy bonito, porque en Sapporo resulto ser un fracaso subir con teleférico a la Montaña Moiwa de noche. Pero no ha sido así... ¡la vista ha sido una preciosidad! La ciudad de Ôsaka estaba iluminada por las luces y parecía que no tuviese fin. ¡Era una vista preciosa y muy romántica!

 

Y por ultimo y no menos importante, hemos ido a cenar okonomiyaki a Dotonburi. Mañana no podremos ir a comerlo porque tenemos una visita obligatoria con el Spa world por la tarde-noche... así que hemos ido hoy. Estaba llenisimo de gente (supongo que al ser domingo, es normal) y han tardado un poco en traer la comida, pero ha merecido la pena.